Históricamente, las obras artísticas, literarias, informativas y lúdicas han pasado por un proceso de transformación para llegar de manera más sencilla a un consumidor. Este proceso se caracteriza por la estandarización de la obra, la selección de contenidos relevantes, y una aprobación de la obra para ser comercializada. Todas las obras tienen que pasar por este proceso, pues es poco probable que el producto entregado al principio sea perfecto.
La edición está en todos los contenidos, incluso este que estás leyendo ahora. Los libros, las películas, los vinilos, los álbumes, los periódicos, las revistas, los videojuegos, todos pasan por un proceso que lleva a cabo un editor. Usualmente, se separa al autor del proceso de edición, ya que no cuenta con la formación para incurrir en la edición de algún contenido y puede que no sepa sobre la comercialización de este, por lo tanto, esto puede afectar la visión original que se tenía. Las casas editoriales son, en la literatura, quienes se encargan de estos procesos siguiendo una “línea editorial” que, en términos simples, son las reglas que se tienen que seguir para poder publicar un texto, desde la tipografía, el espaciado, el uso de tildes, el color de la página, el número de páginas en blanco al principio del texto, entre otros.
Sin embargo, los procesos editoriales han visto un cambio en años recientes. Con el acceso a la tecnología y a la información más autores han decidido editar sus propias obras para reducir costos al momento de querer comercializarlo. De igual forma, no tienen que responder a un tercero sobre cómo tiene que quedar su obra y pueden transmitir su visión completa. Esto no quiere decir que a los editores no se les vaya a necesitar, pues sin su labor nuestros libros, películas y música no serían lo mismo. Entonces, ¿te gustaría ser editor?
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